Uno de los grandes problemas del sistema sanitario público son las listas de espera, que siguen engrosadas por las consecuencias de la pandemia. Son muchos los pacientes que aguardan su turno para pasar por el quirófano, tener una cita con un médico especialista o realizar una prueba diagnóstica.
Esta demora viene provocada por una falta de recursos y de organización, por lo que encontrar varios sistemas que optimicen tanto la labor de los sanitarios, como los espacios hospitalarios, o el agendar las citas resulta esencial para reducir el tiempo de espera y aligerar las listas sanitarias.
En este sentido, servicios como la videoconsulta sanitaria (menos desplazamientos, menos listas de espera) o la cirugía robótica (que puede mejorar los tiempos de recuperación del paciente y, en consecuencia, pasa menos días en el hospital) son dos herramientas importantes. Pero también lo es el Big Data y la Inteligencia Artificial que, sin duda alguna, resultan claves para facilitar la gestión asistencial y permitir a los facultativos anticiparse a ciertos problemas.
Predecir cuándo un paciente no asistirá a la consulta
La implementación de la IA en el ámbito sanitario puede hacerse desde múltiples escenarios. Uno de ellos pasa por automatizar las llamadas a los pacientes para realizarles un control y seguimiento, una tarea que agiliza mucho la labor del médico. Es exactamente la función de Lola, un asistente virtual que efectúa llamadas ilimitadas y simultáneas a personas: en ellas, realiza un cuestionario periódico sobre su estado de salud, analiza las respuestas que convierte en datos y los pasa a una plataforma.
En esa plataforma se pueden establecer alertas para que, cuando hay algún nivel sospechoso, los profesionales contacten con los pacientes, de manera que este mecanismo puede ayudar a ahorrar muchísimo tiempo al equipo médico. Desde Futurs, la división tecnológica que ha impulsado este asistente virtual, recalcan la necesidad de que detrás de la tecnología exista un equipo humano capaz de interpretar los datos recogidos y, que además, se lleven a cabo cambios en la forma de actuar para hacer que el impacto sea realmente positivo.
Por otra parte, se calcula que el 20% de los pacientes no acude a la consulta médica por olvido o imprevisto lo que provoca ineficiencias, problemas de atención y listas de espera. Pero, ¿qué pasaría si el Big Data pudiera identificar qué pacientes tienen más predisposición a no asistir a su cita médica y ofreciera las herramientas para actuar y cubrir esos huecos?
Bajo esta filosofía nace Patricia, un asistente virtual de la compañía Eniax, que junto a un equipo de operadores es capaz de gestionar más de 5 millones de citas al mes en 230 clínicas de cinco países. Entre sus funciones están la de aumentar la conversión de las agendas a través de la disminución del ausentismo y mejorar la planificación operativa. Recuerda las citas a los pacientes, agenda consultas, permite la optimización de las listas de espera, informa de campañas preventivas, lleva a cabo un seguimiento a los pacientes crónicos, realiza encuestas de satisfacción… Las ventajas de este tipo de herramienta son palpables: disminución del ausentismo, mayor planificación de citas, automatización de la entrega de información importante para el paciente, cosa que evita la saturación de llamadas a los centros u hospitales… y, sobre todo, también ayuda a mejorar la experiencia del paciente.
Otro ejemplo del poder de la Inteligencia Artificial está en la historia clínica electrónica. El asistente Cynara Care permite controlar qué pacientes se encuentran en lista de espera y cuál es su nivel de emergencia, un sistema que identifica qué personas necesitan una atención médica más urgente y que ayuda a gestionar de forma más apropiada el volumen de las listas de espera.
Sin duda, la digitalización, la implementación de la tecnología y la IA en el ámbito de la salud juegan un papel crucial en la optimización de las listas de espera pero, además, ayudan a mejorar la experiencia del paciente gracias al seguimiento que permite realizar.